El uso del pañal

Cuando llega un bebé a casa, comenzamos a familiarizarnos con acciones cotidianas que, hasta entonces, eran desconocidas. Algunas nos acompañarán durante un corto período de tiempo, como puede ser la limpieza del cordón umbilical; otras, sin embargo, estarán a nuestro lado bastante más tiempo, tanto que llegará el momento en que no recordemos cuándo comenzó todo.

Un claro ejemplo de estas últimas es el cambio de pañal, esa temida rutina que, después de dos o tres años, al final, resulta hasta graciosa. Aunque no lo creas, nuestro bebé puede lograr que una simple acción se convierta en toda una aventura; en ocasiones, muy, muy, muy peligrosa a la vez que divertida.

Hoy,  nos hemos propuesto que aprendas todo lo que necesitas saber sobre el uso del pañal. Porque, ya que va a acompañarte en tu día a día, ¿qué menos que conocer todo sobre él?

 

¿Cómo elegimos el pañal adecuado?

Podemos encontrar dos tipos de pañales: de tela y desechables. A continuación, te contamos las características de cada uno para que elijas el que mejor se adapta a tus gustos.

Pañales de tela

Los pañales de tela, por lo general, causan menos sarpullido en comparación con los desechables, aunque deberás cambiarlos con frecuencia para que sea así. En este sentido, aumentan las tareas, ya que debes lavarlos tras cada uso, además de doblarlos, pero son más respetuosos con el medio ambiente.

A día de hoy, podemos encontrar varios tipos de pañales de tela, entre los que destacan: todo-en-uno (pañales desechables, pero de tela), pañales entallados (entallados en las orillas con el objetivo de evitar derrames), planos y predoblados (pañales tradicionales, los más baratos), de un solo tamaño (unitalla, con lo que puedes usarlo independientemente de la edad del bebé).

Además de los pañales de tela, vas a necesitar un forro y cubierta de pañales. Puedes encontrar muchos tipos, por lo que debes pensar bien qué se adecúa más a tu estilo de vida.

Pañales desechables

Los pañales desechables son más prácticos y no necesitamos tener tanto cuidado con ellos, pero tienen un impacto en el medio ambiente mucho más nocivo que el de los pañales de tela.

A la hora de elegirlos, debemos tener en cuenta el tamaño que necesitamos para nuestro bebé. Si es muy pequeño, la mejor opción es, posiblemente, los que tienen forma de U, ya que se adaptan mejor a ellos. Tenemos que destacar como ventaja que los pañales desechables cuentan con un espacio libre para el cordón umbilical, por lo que son ideales para airear la zona cuando estemos curando la zona del ombligo.

¿Dónde realizamos el cambio?

Por lo normal, nuestro bebé usará el pañal durante dos o tres años, por lo que es recomendable que contemos con un sitio fijo que nos permita realizar los cambios de forma cómoda y saludable –nuestra espalda puede verse resentida, y no queremos eso-.

Si optamos por tener un cambiador en casa, éste debe quedar, más o menos, a la altura de tu cadera; es la mejor forma de alcanzar esa comodidad que hemos mencionado. Si, por el contrario, no podemos permitírnoslo o preferimos otra forma, es una buena opción realizar el cambio en la cama. ¿Cómo? Muy sencillo: nos ponemos de rodillas y utilizamos una manta impermeable para evitar posibles manchas en las sábanas.

Sea cual sea el lugar de cambio, debemos asegurarnos de que la habitación cuente con una temperatura adecuada para el bebé, ya que no tienen la misma capacidad que los adultos para regular la temperatura corporal, por lo que pueden coger frío.

¿Cómo cambiamos el pañal?

Como ya hemos comentado, cambiar un pañal puede ser todo un reto, por lo que es importante que sepamos determinadas cosas, a fin de que, con la práctica, nos convirtamos en todos unos expertos. Si estáis preparados, ¡adelante!

  • Antes de comenzar con el cambio, debemos tener a mano todo lo necesario: pañal, cremas, toallas y ropa. Antes de su uso, los pañales deben conservarse en una zona seca y fresca.
  • Para entretener a tu bebé, puedes darle algún juguete. De esta forma, no sólo lograrás que se divierta durante el cambio, sino que, además, estimularás sus sentidos.
  • Utilicemos cambiador o recurramos a la cama, debemos colocar al pequeño estirado de forma vertical, mirando hacia nosotros para que haya comunicación.
  • Para la limpieza, podemos utilizar toallitas húmedas, pues son desechables y, además, están libres de sustancias dañinas para la piel del bebé. También es recomendable que, una vez limpios, una loción hidratante para bebés
  • Si el bebé es niño, debemos limpiar cada parte con cuidado, sobre todo la zona genital. Mientras hagamos el cambio, es recomendable que cubramos el pene con una tela limpia para evitar posibles sorpresas en forma de orina. Créenos, es más común de lo que piensas.
  • Si el bebé es niña, debemos limpiar de adelante hacia atrás, es decir, desde la zona íntima hacia el culito. De esta forma, evitaremos que las heces puedan causar problemas en los genitales.
  • A la hora de colocar el pañal limpio, debemos tener especial cuidado. Es importante que leamos las instrucciones que vengan con él para que lo coloquemos de forma correcta. Además, recomendamos utilizar una crema de pañal diario, a fin de cuidar la delicada piel del pequeño.

 

¿Cada cuánto debemos cambiar el pañal?

No existe una norma fija que determine cuándo debemos cambiar a nuestro pequeño. Somos nosotros, como padres, quienes debemos decidir cuándo hacerlo. Por lo general, debemos realizar un cambio cuando el pañal esté sucio o mojado, ya que las haces o la orina pueden afectar a la piel del bebé.

Como curiosidad, la media de cambios en un día es de diez -¡no te asustes, que es lo normal!-, aunque esta cifra puede variar en función del tipo de pañal; recuerda que los de tela deben sustituirse con mayor frecuencia.

También hay que tener en cuenta, por muy lógico que pueda parecer, que, cuando el bebé empiece a crecer, se reducirá el número de cambios diarios. Eso sí, habrá siempre momentos en los que, seguramente, debamos hacerlo: al despertarse por la mañana, a la hora de la comida (antes o después), cuando se despierten de la siesta y justo antes de dormir por la noche.