Todo lo que no sabías sobre los biberones

Los biberones son un elemento fundamental en el desarrollo de los bebés. Es posible que ningún padre o ninguna madre conciba la alimentación de sus hijos sin utilizar, tarde o temprano, esta útil herramienta.

A modo de curiosidad, os contamos que la primera referencia al biberón se remonta a 1.500 a.C., aproximadamente. En el centro de Europa, se utilizaban unas vasijas de barro con dos orificios que tenían la función de alimentar al bebé.

¡Pero hoy no hemos venido a dar clases de Historia! Hoy queremos ser mucho más prácticos. Si hace poco os enseñábamos qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir un biberón, hoy queremos enseñaros otros consejos igual de útiles. Si estáis preparados, ¡adelante! 

¿Cómo preparamos el biberón?

Antes de comenzar, tenemos que tener en cuenta que la cantidad de toma que preparemos debe ajustarse a la edad de nuestro bebé. Con esta idea en mente, debemos saber que, por lo general, debemos añadir 30 mililitros de agua por cada medida de leche en polvo. No es aconsejable que añadamos más leche de lo recomendado, ya que esto puede provocar que el niño se deshidrate, pero tampoco menos, pues estaremos alimentándolo, básicamente, con agua. ¡Y el bebé no quiere eso! En cualquier caso, lo principal es seguir con atención las proporciones (agua/cacitos de fórmula) de indique cada fabricante en la lata.

Para preparar el biberón, debemos llenar el biberón con agua, hasta el nivel que deseemos, y, luego, añadir la leche en polvo. Es importante que lo hagamos siempre así: primero el agua y, después, la leche. La razón de esto es sencilla: si añadimos primero la leche en polvo, es posible que no añadamos la cantidad de agua que corresponde. Para realizar la mezcla, lo ideal es remover con ayuda de una cucharita –o similar- o moviendo el biberón entre las manos, como si tuviésemos un rollo; no es recomendable agitar el biberón, ya que se forman burbujas de aire que luego el bebé traga, ¡y esto no es bueno para los temidos cólicos!

Cuando el biberón esté listo, debemos proceder a calentarlo. Lo más recomendable es que lo hagamos en el microondas o con un calientabiberones eléctrico.

Tras acabar, debemos comprobar que éste tenga la temperatura ideal: 36-37ºC, los correspondientes a la temperatura del cuerpo humano y de la leche materna. Podemos utilizar un termómetro para ello, pero también podemos recurrir al método tradicional: cuando tengamos la mezcla preparada, vertimos unas gotas en nuestras manos para confirmar que no está demasiado caliente. 

 

¿Cómo le damos el biberón al bebé?

Con el biberón ya preparado, es hora de ofrecérselo a los peques. ¡Veamos algunos consejos que podemos tener en cuenta para hacerlo de la mejor forma posible!

  • Es importante que, antes de comenzar, nos sintamos cómodas; de lo contrario, la toma del bebé puede resultar un problema, no sólo para nosotras, sino también para el bebé. Para ello, podemos utilizar un cojín de lactancia, que, entre sus beneficios, destaca la alimentación en ángulo, que ayudará a la digestión y, además, reducirá el reflujo y otros problemas de alimentación.
  • A la hora de ofrecer el biberón al bebé, debemos asegurarnos de que la inclinación de éste sea la correcta. Si no está lo suficientemente inclinado, la tetina no se llenará del todo de leche, por lo que el bebé absorberá importantes cantidades de aire y éste dará paso a los gases y a los más que temidos cólicos. Además, es recomendable que siempre cojamos el biberón por el centro para que la sujeción sea estable y evitemos, por ejemplo, posibles derrames.
  • Si notamos que el bebé no succiona correctamente el biberón, es muy posible que no estemos utilizando la tetina correcta. En ese caso, debemos tener en cuenta una serie de notas sobre la tetina.
  • Cuando el bebé haya terminado la toma, antes de proceder a la limpieza del biberón, es importante que cojamos al pequeño y lo pongamos en posición vertical con el fin de que eructe y, de esta forma, expulse todos los gases que haya podido ingerir durante su alimentación.

 

¿Cómo limpiamos el biberón?

Al acabar la toma, debemos limpiar el biberón, ya que, si no lo hacemos, no podremos evitar posibles infecciones que afecten al bebé. Aunque existen muchas formas de llevar a cabo esta limpieza, destacan dos:

Esterilización

El método de esterilización puede realizarse de tres formas posibles:

  • Consiste en colocar el biberón dentro de una olla llena de agua y dejarlo hasta que comience a hervir, pero tenemos que tener mucho cuidado, ya que, si sobrepasamos la temperatura y el tiempo adecuado, podemos dañar los componentes del biberón. Después, debemos secarlo y guardarlo hasta que necesitemos usarlo de nuevo.
  • Para este tipo de esterilización, podemos utilizar un aparato. En el caso del esterilizador eléctrico de Dr.Brown’s, el proceso se realiza en 12 minutos y permite incluir hasta un total de seis biberones. También tenemos la opción de utilizar un esterilizador de microondas, igual de efectivo y más económico, aunque suele tener menos capacidad.
  • En frío. Se trata de introducir el biberón en un recipiente lleno de agua y añadir una pastilla desinfectante. Este proceso necesita, como mínimo, media hora.

En cualquier caso, se recomienda que, nada más acabar la toma, pasemos el biberón por agua para evitar que se sequen los restos de leche que queden. De esta forma, la esterilización será más sencilla y efectiva.

Limpieza con agua y jabón

Para este método, es recomendable que utilicemos cepillos específicos para la limpiar el biberón, pues permiten que la limpieza sea más minuciosa. También debemos utilizar agua tibia y jabón.

En la limpieza, debemos prestar especial atención a las tetinas, utilizando cepillos apropiados para su limpieza que eviten que se puedan rajar por el orificio. Cuando hayamos acabado, podemos dejar todos los componentes del biberón boca abajo para que se sequen del todo.