Son muchas las dudas que pueden surgirnos a la hora de alimentar a nuestro bebé con leche materna. Ante esta situación, recurrimos a nuestro entorno para que nos ayuden. Sin embargo, en ocasiones, podemos estar cometiendo un error.
Existen muchos mitos en torno a la lactancia materna. Se trata de creencias generalizadas que se alejan bastante de la realidad y pueden hacer que las alarmas salten sin necesidad. ¡No todo lo que nos cuentan es verdad!
Hoy, os hablamos de los mitos más comunes que se han creado sobre la lactancia materna para, así, desmentirlos. De esta forma, no tendréis que preocuparos cuando escuchéis comentarios que no os convenzan del todo. ¡Tomad nota!
La alimentación
No es verdad que las mamis tengan que renunciar a ciertos alimentos o potenciar el consumo de otros. La producción de leche no depende de los productos que se consuman ni de la cantidad de leche que la madre beba, sino de la succión. Cuanto más se succione el pecho, más leche se producirá.
Es importante, eso sí, que la dieta sea siempre equilibrada. ¡Esto influye en nuestra salud! El alcohol y el tabaco, a ser posible, debemos eliminarlos de nuestras vidas completamente, también durante el embarazo.
¡Nota! Sólo en algunos casos, ante posibles casos de intolerancia a la proteína de leche de vaca por parte del bebé, se recomienda a la madre retirar los lácteos y derivados de su dieta.
Un nuevo embarazo
Si un nuevo bebé está en camino, no tenemos que renunciar a la lactancia materna. Podemos mantenerla durante el embarazo sin ningún inconveniente. Cuando el nuevo miembro llegue a la familia, podemos amamantar a ambos. Eso sí, ¡el más pequeño tendrá prioridad!
Los medicamentos
Si las mamis están resfriadas, pueden tomar medicamentos, pues gran parte de estos no pasan a la leche materna. Aquellos que sí lo hacen lo hacen en una cantidad pequeña, por lo que sus efectos son prácticamente inexistentes.
En cualquier caso, la leche materna aporta al bebé defensas, por lo que están protegidos frente a enfermedades como la gripe o el resfriado. No obstante, si la enfermedad es más grave, es importante que consultemos a nuestro médico antes de ingerir cualquier tipo de medicamento.
¡Consejo! Si queréis consultar la compatibilidad de medicamentos con la lactancia, podéis hacerlo aquí.
El ejercicio
Aunque demos el pecho a nuestro bebé, podemos continuar haciendo ejercicio. No existe incompatibilidad entre ambas prácticas. Sí es recomendable, no obstante, que este ejercicio sea moderado, especialmente si, antes del embarazo, nuestra vida era sedentaria. En cualquier caso, el ejercicio es beneficioso para nuestra salud.
Falta en la producción de leche
No es del todo cierto que las mamis no producen la cantidad de leche necesaria. A veces, depende de la postura en la que el bebé succione, que no siempre es correcta, lo que puede dar también a los temidos cólicos del lactante. Para darle el pecho, podemos ayudarnos de un cojín de lactancia.
En caso de que esta falta de producción de leche sea un hecho, podemos iniciar una lactancia mixta, siempre con la previa aprobación de nuestro pediatra. Hace poco os contábamos en qué consiste ésta.
Fin de la lactancia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la alimentación exclusiva con leche materna durante los seis primeros meses. Sin embargo, esto no implica que, pasados estos meses, tengamos que renunciar a la lactancia materna. ¡Todo lo contrario! A partir del séptimo meses, podemos iniciar la alimentación complementaria, que puede durar hasta los dos años.
El tamaño del pecho
No existe una relación directa entre el tamaño del pecho de la madre y la cantidad de leche que ésta produce. Como ya hemos comentado, depende de la frecuencia con la que se amamante al bebé. También influyen, según la Asociación Española de Pediatría (AEP), las necesidades del bebé.
El estrés y la ansiedad
Es importante que, a la hora de amamantar a los peques, estemos lo más relajadas posibles. El estrés y la ansiedad pueden afectar a la producción de leche, pero no lo suficiente como para que ésta se interrumpa. Sin embargo, tenemos que mantenernos tranquilas para transmitir esta calma al bebé y que éste se relaje.
El calostro
El calostro, la leche materna que se produce en los primeros tres días después del parto, no debe desecharse. ¡No es antihigiénico, todo lo contrario! Tiene altos niveles de nutrientes y defensas, por lo que el sistema inmunológico del bebé se verá fortalecido.
Asimismo, tenemos que saber que tampoco está podrido, pese a su color amarillento. Este color se debe a los beta carotenos, una sustancia ideal para prevenir enfermedades.