Todo lo que necesitas saber sobre los mocos y la tos en bebés

Si vuestro bebé padece de mocos y flemas, no os preocupéis, porque es algo natural. Estos fluidos forman parte de un sistema de defensa en el cuerpo para evitar enfermar cuando hay cambios de temperatura. De esta manera, los virus y las bacterias no profanarán el sistema inmunológico.

Por otro lado, la excesiva producción de este tipo de secreciones pueden provocar tos y arcadas en vuestro bebé, impidiendo su bienestar. Hoy os informamos sobre cómo se originan los mocos y la tos en ellos, cuáles son sus consecuencias y cómo podemos solucionar este problema. ¡Tomad nota!

 

¿Qué son los mocos?

Son sustancias viscosas que se producen en la vía respiratoria. Hay dos formas de expulsión: por la nariz y por la boca. Cuando se expulsan por la boca se les conoce como flemas. Su producción ayuda a lubricar las vías respiratorias y a cubrir los órganos internos como mecanismo de protección.

 

El moco aumentará cuando el bebé esté sometido a los cambios de temperatura y, por ende, a una enfermedad, para combatir contra la infección de manera directa. No obstante, este no es capaz de expulsarlos y tiende a acumularse y crear masas más grandes de este que taponan sus orificios.

 

Consecuencias del exceso de mucosidad

La acumulación de moco conllevará que el niño segregue grandes cantidades de este por la nariz o por la boca. Debido a que no saben escupir ni sonarse, es normal que pase esto sin que ellos se den cuenta. Por consecuencia, los bebés toserán y estornudarán. Les costará respirar y, por otro lado, se les taponarán los oídos.

Cuando los recién nacidos no expulsan mocos, los tragan. Por consecuencia, lo expulsarán a través de las heces. Esto puede producirles diarrea. En el peor de los casos, es posible que les de arcadas y lo vomiten. No os asustéis, pues esto es un proceso de lo más natural en el bebé; lo que hay que hacer es mantener un cuidado y continuo.

 

Las soluciones más comunes

● Suero fisiológico. Este compuesto formado por agua y sal en igual proporción, ayudará a disolver las secreción nasal. No es nocivo, es un remedio natural que se puede administrar bien en spray o en aerosoles. El lavado con suero fisiológico remediará el taponamiento del bebé, siempre y cuando se use de manera idónea. No es recomendable introducir el spray hasta el fondo de sus fosas nasales, siempre en el borde.

● Agua. Beber agua permite diluir los mocos, ingerir las flemas e hidratar el organismo. Gracias a su uso, el bebé dejará de sentir los oídos taponados y evitará la congestión generalizada. Los ambientes húmedos ayudarán a librarles de esta pesadumbre. Siempre y cuando la habitación en la que se instale esté bien limpia y desinfectada.

● Aspiradores. Aunque menos aconsejables, evitan el exceso de moco en la nariz, pero no de las flemas. El uso excesivo de este tipo de productos, como las peras, dañaría la mucosa del bebé, por lo que hay que utilizarlo contadas veces.

 

Otros consejos

Sabiendo cuáles son los remedios principales contra la secreción, debemos tomar en cuenta una serie de matices para su cuidado:

● No medicar. Esto produciría un vínculo vicioso, ya que aunque disuelva la mucosidad, aumenta su producción cuando el efecto del medicamento expira.

● Tumbar boca arriba. De esta manera nos será más fácil aplicarle el suero fisiológico. Si inclinamos levemente al bebé, podremos aplicarle suero de manera directa, presionando el orificio contrario, y viceversa.

● Utilizar pañuelos de algodón. Es fundamental limpiarle los mocos con frecuencia. Utilizando pañuelos de algodón evitaremos irritar su piel.

● No forzarle a comer. Si los mocos y las flemas quitan el apetito, si obligamos a nuestro bebé a que coma puede que le siente mal, produciéndole arcadas y vómitos. Ten paciencia en estos momentos y ofrécele una dieta más extendida, pero más breve.