Cómo enseñar a nadar a nuestros hijos

Con la llegada del verano, las playas y las piscinas se convierten en lugares imprescindibles para combatir el calor. Además, será el entorno perfecto para que nuestros hijos se diviertan durante los meses estivales. ¡Son muchas las actividades acuáticas que se pueden llevar a cabo! No obstante, debemos ir poco a poco, y lo primero que hay que hacer es regalarles una primera toma de contacto con el agua.

¿Cómo lo hacemos? Enseñándoles a nadar. Los beneficios de la natación son innumerables para nuestra salud al ser uno de los deportes más completos. De esta forma, les regalamos autonomía a los más pequeños para que puedan pasarlo bien dentro del agua. ¿Quieres saber más respecto a cómo enseñar a nadar a nuestros hijos? Sigue estos consejos. ¡Disfrutad del chapuzón!

 

¿Qué nos regala la natación?

Si lo practicamos desde pequeños, la natación activará todos los músculos del cuerpo. Así ganaremos en flexibilidad y en resistencia, y fortaleceremos órganos fundamentales de nuestro organismo, como el corazón y los pulmones. Este deporte mejorará nuestra condición cardiovascular, evitando problemas circulatorios y respiratorios.

Los expertos indican que, además, la natación ayuda a corregir la posición de la espalda, con lo que prevenimos problemas en el transcurso de los años. Y, por supuesto, al ser un deporte tan intenso, reducimos la posibilidad de padecer obesidad.

 

Familiaricémonos con el agua cuanto antes

Los expertos recomiendan la primera toma de contacto con el agua tan rápido como sea posible. Se dice que la adaptación del bebé será rápida, ya que les recordará a su experiencia dentro del vientre materno. Pero, para que esto sea posible, debemos encontrar un rincón tan tranquilo y sosegado como lo fue la barriga de la madre.

Una de las técnicas más populares en la actualidad es la matronatación. Sin duda, resulta una forma de acercarles al agua lo máximo posible, siempre con la mejor compañía. Con esto, habremos avanzado mucho en el proceso de enseñarles a nadar.

 

Pasos a seguir para que aprendan a nadar

La edad recomendada para que aprendan a nadar por si solos es a los tres o cuatro años, aproximadamente. Y para que los pequeños de la casa contribuyan al aprendizaje, los padres debemos tener en cuenta una serie de consideraciones:

 

● Primero, tranquilidad. Hay que encontrar el momento idóneo y, si no es ahora, será otro día. Si les obligamos, podemos generarles fobias al agua. ¡Ninguno de nosotros queremos jugarle una mala pasada!

● Una técnica efectiva para familiarizarle con el agua es enseñarle que otras personas lo pueden hacer. En una playa o una piscina, se dará cuenta de que es una actividad como otra cualquiera, no tan peligrosa como este cree. Una vez lo hayamos hecho, le introducimos en el agua con nosotros. Atentos a su reacción: si llora durante varios minutos, sácale de ahí. Pero no salgas tú. El padre debe seguir dentro para demostrar al pequeño que es un lugar seguro y divertido.

● Para el aprendizaje, los materiales auxiliares serán geniales para que los pequeños puedan apoyarse. Los churros de agua, los cinturones de corcho y los manguitos son los mejores debido a su ligero material. Estos no reducen el movimiento del nado y, a diferencia de los manguitos o flotadores de plástico, son menos propensos a romperse.

● A partir del año de iniciación, se habrán familiarizado lo suficiente con este proceso. Poco a poco le vamos quitando sujeciones hasta que puedan nadar solos. Primero, tendrá un buen manejo de las piernas, moviéndose en el agua al estilo perrito. Será entonces cuando le enseñemos a coger impulso mediante las brazadas.

 

Otros consejos

¡Así se hace! ¡Sois unos profesores geniales! Nadar es un esfuerzo fundamentalmente físico, pero también mental: la clave es eliminar de su cabeza toda clase de miedos e inseguridades. Por ello, os ofrecemos otros consejos a tener cuenta en su enseñanza:

 

● Al principio, no debemos separarnos del niño. No hasta el momento en el que haya ganado cierta confianza. Entonces, lo ideal sería dejarle un juguete y darle su espacio para que se divierta. Eso sí, siempre vigilado y en un sitio donde no cubra.

● Los juegos de agua le entretendrá hasta el punto de olvidar sus preocupaciones. Chapoteos, pequeñas zambullidas, pistolas de agua… ¡Existen muchas opciones para divertirnos!

● Cuando vaya cumpliendo sus metas, debemos felicitarle y hacerle ver que todo esfuerzo tiene su recompensa, aunque haya sido un avance muy pequeño. Aunque haya niños que consigan este logro antes de lo previsto, ¡lo importante es aprender!