A todos los padres nos gusta ver cómo nuestro hijo se desarrolla. Y una de esas etapas donde le vemos evolucionar es aprendiendo a escribir. Una ardua tarea para ellos, pero fundamental para el desarrollo de todo ser humano. Es un momento de sus vidas en el que requerirán de ayuda profesional, sobre todo de los profesores.
Pero ¿qué podemos hacer los padres para avanzar el proceso? En este artículo os adelantamos unos cuantos trucos para que vuestro hijo aprenda a escribir o, al menos, le acostumbremos a ello. Cargaos de fuerza y ánimo, ¡y adelante!
Pero primero, ¿cuándo se inicia este proceso?
Desde los 3 hasta los 5 años, es decir, durante su etapa como preescolar, los niños se inician en la escritura. Durante este periodo de tiempo, los niños aprenden a realizar trazos sobre el papel.
Pero más importante, habrán ganado cierta destreza con sus manos, porque aprenderán a coger los diferentes instrumentos de escritura, como los lápices, las ceras o los rotuladores. Aunque no sepan utilizarlos, este es un primer paso prometedor.
Además, este proceso se convierte en una doble enseñanza, ya que al mismo tiempo que se le enseña a escribir, fomentamos el aprendizaje lector cuando le enseñamos el abecedario. ¡Puede que hasta aprendan a escribir su nombre!
Sobre el proceso de escritura
Todo comienza con la grafomotricidad. Consiste en la precisión de movimientos con el instrumento a partir de la coordinación ojo-mano. Para ello, se debe haber cumplido el primer paso: coger el lápiz. Este debe ser una prolongación de la mano del niño y, a raíz de esto, comenzará a trazar pequeñas curvas. No guardarán una forma concreta; de hecho es la manifestación más abstracta que podremos encontrar.
¿Y qué debemos tener en cuenta durante el proceso grafomotriz? Atentos a estas consideraciones:
● Primero, debemos comenzar con herramientas blandas o medias. La pintura de dedos o las ceras de colores son ejemplos idóneos para que los más pequeños comiencen a trazar líneas.
● Nada se podría llevar a cabo sin un buen soporte. Por eso, un buen espacio de papel en blanco que cubra la mesa servirá para desplegar su imaginación y trace deliberadamente.
● Cuando el niño se vaya acostumbrando, cambiamos progresivamente su mesa de trabajo. Esta vez cogerá lápices y ceras más finas y el espacio donde escribir se reducirá a un folio en blanco.
● ¿Y en qué consisten estos ejercicios tan llamativos para los niños? Primero se elaboran los palotes, que son los trazos rectos. A continuación, siguen los círculos y espirales que componen la letra, y finalmente, los bucles, un paso quizás más complicado de realizar con los que se terminan de componer los números y las letras del abecedario.
¿Qué podemos hacer los padres?
Los padres debemos estar pendientes de los avances del niño fuera del colegio, pero, sobre todo, debemos apoyarles en este proceso. ¿Cómo lo hacemos?
● Primero, preparémosle un ambiente tranquilo y sin presiones en casa. La música estimulará su creatividad, adaptándola a su estado de ánimo y predisposición en la escritura.
● Aprender a escribir no es solamente ponerle un lápiz delante de la mesa y que lo intente. Existen otro tipo de actividades de lo más originales, como los recortables, la pintura o los pasatiempos. Esto ayudará a expandir su forma de entender los elementos del entorno y a potenciar su creatividad.
● Más que a enseñarle a escribir, hay que asegurarse de que coja el lápiz correctamente. Ese es nuestro único cometido como “docentes domésticos”.
● Y, sobre todo, optimismo. Miremos los ojos de la realidad: nadie aprende el primer día, y escribir les llevará como poco unos cuatro años, mas el tiempo de perfeccionar su caligrafía, que es un aspecto aparte. Anímale, y celebra todo pequeño avance para que el pequeño siga adelante.