¿Cuándo podemos introducir el marisco en la dieta del bebé?

La dieta del bebé es, más que nada, una cuestión de tiempo. Como padres, nos encargaremos de introducirles nuevos alimentos en el transcurso de los meses. Frutas, verduras, carnes y pescados… Pero ¿qué ocurre con el marisco?

Como dice el refrán, “es mejor prevenir que curar”. En este artículo, os indicamos la edad adecuada para incluir el marisco en el día a día de vuestro hijo, así como unos consejos para administrárselo en sus platos diarios.

 

Tipos de marisco y edad para consumirlos

Tarde o temprano, el marisco puede formar parte de la dieta diaria de los niños. No obstante, debido a su fuerte componente alergénico, debemos evitar este tipo de alimento hasta ya cumplidos los dos años, mucho después de que empiecen a acostumbrarse con los pescados blancos y azules. Por tanto, no nos demos prisa en ofrecérselos.

¿Cuáles son, por cierto, los miembros de esta familia? El marisco se clasifica de la siguiente manera:

● Los moluscos son aquellos que presentan un caparazón con dos valvas o conchas que se abren y se cierran. Forman parte de esta familia los mejillones, las almejas y los berberechos, entre otros. Dentro de esta categoría, se encuentran también los cefalópodos. Estos no tienen caparazón y presentan una cabeza prominente, como el pulpo, la sepia o el calamar.

● Los crustáceos también tienen coraza, pero se diferencian de los moluscos por tener pinzas. Estos son las langostas, las gambas, los langostinos o el bogavante.

 

 ¿Cuáles son sus beneficios?

El 80% del marisco está compuesto por agua; el 20% restante, por proteínas equivalentes a las de las carnes y pescados. A pesar del bajo nivel proteínico que nos puede ofrecer, bien es cierto que nos regala otra serie de beneficios fundamentales para el desarrollo de los más pequeños.

Su consumo nos asegura altos niveles de fósforo, magnesio y calcio, ideales para el desarrollo cognitivo, así como vitaminas del grupo D, fundamentales para que el calcio se fije a la estructura ósea. También nos aporta vitaminas del grupo B12, impulsadoras del crecimiento, ya que ayudan a quemar los hidratos de carbono y los convierten en energía.

Y, aunque los niños no pueden consumir mucha grasa durante los primeros años de vida, sí que el marisco les regala una importante fuente de ácidos grasos Omega-3, que impulsan el desarrollo neuronal y previenen enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

 

¿Qué problemas nos puede generar el marisco?

Aunque consumir marisco es beneficioso para nosotros, también tiene sus inconvenientes. Cuando hablamos de este tipo de pescado, no podemos evitar pensar en alergias y posibles intoxicaciones si no se cocina bien.

Las alergias al marisco se deben a varios factores posibles: la herencia genética, el estado de nuestro sistema digestivo e incluso las condiciones climáticas en las que las ingerimos. Otro de los problemas de estos alimentos es que, como el pescado, podemos contraer enfermedades si lo consumimos crudos. Bacterias y parásitos como el anisakis pueden crear infecciones en el tubo digestivo e, incluso, causar problemas respiratorios.

 

consejos, alimentacion, mariscoEntonces, ¿cómo le damos marisco a nuestros hijos?

Una vez sabemos las ventajas y los inconvenientes de consumir este alimento en nuestra dieta, y teniendo en cuenta que hasta los dos años no deben probarlo, os ofrecemos una serie de consejos sobre cómo cocinarlos y consumirlos. Toma nota:

● Cuando se trata de una alergia, debemos evitar en todo momento cualquier toma de contacto con el marisco. Sabiendo esto, hay que comprobar, en el etiquetado de productos, si contiene algún tipo de pescado de tipo en su contenido.

● A la hora de abrir latas de conserva, como berberechos o mejillones, tenemos que colarlos debido al exceso de productos en el proceso de elaboración nada beneficiosos para el niño, como el aceite y la sal.

● A los más pequeños tenemos que ofrecerles marisco en pequeñas cantidades y bien cocinados. Mejor fritos que crudos. Los calamares son los más accesibles gracias a su sabor y textura suaves. Lo ideal es que se lo ofrezcamos al peque dos veces por semana.