El sarampión en niños

Muchos de nosotros hemos vivido la época del sarampión. Es, sin duda, una de las enfermedades más contagiosas que existen. Sus características son conocidas por todos y este virus puede permanecer en el cuerpo durante varias semanas.

Ante tal tipo de enfermedades, es primordial mantenerse informados al respecto. Por ello, os mostramos más información sobre el sarampión y el protocolo para prevenir la presencia de dicho virus. ¿Estáis listos? ¡Vamos allá!

 

sarampion, niños, consejosEl sarampión y sus causas

Se trata de una infección causada por un virus, normalmente durante la infancia (a los 5 años, incluso antes). Es muy contagiosa: 9 de cada 10 personas corren riesgo de contagio de esta enfermedad si no se han tomado medidas preventivas con anterioridad.

En el caso español, el sarampión está prácticamente erradicado tras la llegada de un nuevo frente de este virus en Europa, tal y como indica la OMS y el Ministerio de Sanidad. No obstante, resulta conveniente saber más sobre esta enfermedad que está en boca de todos.

El virus del sarampión se desarrolla sobre todo en la garganta y en la nariz, y las vías de contagio más usuales son las manos, especialmente cuando los bebés o niños se tocan en los ojos o bien cuando se las lleva a la boca.

Por otro lado, también influyen otros factores como no haber recibido la vacuna contra el sarampión, el haber viajado al extranjero o, incluso, una carencia de vitamina A en el cuerpo. Esta última puede favorecer dicho contagio y su avance con los días.

 

Los síntomas del sarampión

Los primeros síntomas del virus del sarampión aparecen entre los 7 y 14 primeros días del contagio. Entre ellos, encontramos fiebre alta, mucosidad, tos, dolor muscular y conjuntivitis.

Por otro lado, los rasgos más distintivos del sarampión son los sarpullidos en forma de puntitos rojos que se extienden por todo el cuerpo y, también, las “manchas de Koplik”. Son unas manchas blancas que suelen aparecer dentro de las mejillas.

En ocasiones, la situación puede complicarse. Aunque no tienen por qué aparecer siempre, los niños pueden experimentar episodios de diarrea, neumonía, infección de oídos y bronquitis. En casos de sarampión más graves, el virus puede desembocar en encefalitis, una inflamación bastante peligrosa en el cerebro que es capaz de perjudicar al pequeño a largo plazo.

 

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Al tratarse de un virus, no existe ningún antibiótico que lo pueda combatir. No obstante, sí que hay soluciones para combatir los síntomas, como la fiebre y la irritación cutánea producida por los sarpullidos. En estos casos, la visita al médico es más que fundamental, y tenéis que dejaros aconsejar por los expertos.

Por otro lado, existe la vacuna para prevenir esta enfermedad. La Organización Mundial de la Salud recomienda que se administre dicha solución en las fechas que correspondan en la cartilla de vacunaciones del niño. Las dosis de Triple Vírica, que también previene el contagio de las paperas y la rubeola, han de suministrarse antes de cumplir el año de vida.

 

Otros consejos

Como decíamos antes, debemos asesorarnos por un experto sanitario. En casa, debemos mantener un cuidado constante para rebajar los síntomas del sarampión en nuestros hijos. Pero, antes, unos cuantos consejos a tener en cuenta.

● Mantened al pequeño en su habitación y ventiladla tantas veces como podáis para evitar el riesgo de contagio. Esta forma de aislamiento evitará que el virus se transmita en el resto de la casa.

● A la hora de cuidar de vuestro hijo, tened cuidado con que no se toque mucho los sarpullidos. Estos podrían dejar cicatrices en su cuerpo si insiste mucho. Al ser una reacción natural, procurad ser cautos y no os enfadéis con él si se toca más de la cuenta.

● No mediquéis al niño sin antes haber pasado por manos del médico. Él os dirá el tratamiento que le vendrá mejor al niño. Si lo hacéis vosotros sin ningún tipo de consulta, puede empeorar los síntomas a corto plazo.

● Y, sobre todo, comprobad si vosotros habéis pasado el sarampión y, también, si estáis vacunados. Debemos estar sanos para cuidar al pequeño de la casa, y caer en esta enfermedad a la par que él no es la mejor idea. Comprobad vuestro historial de vacunas. En caso de no haberos vacunado, tendréis que tener muchísimo cuidado para que el pequeño no os contagie.