Cómo celebrar la primera Navidad del bebé

Llega la Navidad y, para celebrarla con nuestros seres queridos, debemos tener a punto todos los preparativos. Nunca es fácil gestionarlo estando solos, y menos cuando hay que cubrir las necesidades del recién llegado: nuestro bebé. Consigamos que nada nos impida esta misión y que, por tanto, el pequeño disfrute de esta primera toma de contacto con las fiestas.

Estos días hemos de prestar especial atención para que el más pequeño de la casa se encuentre cómodo y acogido por todos. ¿Cómo podemos celebrar la primera Navidad del bebé, entonces? Esperamos ser de ayuda con esta serie de consejos, aplicables para cualquier día de estas vacaciones. ¡Leed con atención!

 

Primero, una vestimenta cómoda

Durante estos días de celebración, una de las incógnitas es lo que nos vamos a poner en cada banquete. Para nuestro bebé, la comodidad es un requisito indispensable. ¿Pero quién dijo que comodidad no fuera sinónimo de elegancia? Son dos conceptos que pueden ir ligados a la perfección durante la Navidad.

Los colores beige siempre sientan de maravilla con la llegada del invierno, por ejemplo, en petos combinados con camisetas blancas. Los leotardos también son una gran solución para combatir las bajas temperaturas; y si salís a pasear a la calle, un gorrito será lo mejor para proteger su cabeza. Unos patucos serán el toque final de un look cómodo y adecuado para estas fiestas.

 

Aprovechad la oportunidad: salid de casa

Cuando se acercan los días fuertes, como la Nochebuena y la Nochevieja, debemos tener en cuenta la situación del hogar. Es preferible que salgamos de casa: cuanto menos esfuerzo tomemos durante estos días, mejor. Y sobre todo después del parto o durante el primer año de crianza.

Aunque los bebés vayan adquiriendo recuerdos de su propio hogar, estos disfrutarán de una cálida Navidad en casas ajenas si es en compañía de sus padres. Además, esto permitirá una hora de recogida oportuna, para que el pequeño pueda descansar. Si lo celebramos en nuestra propia casa, será más difícil “echar” a nuestros invitados. Seamos sinceros, no es que sea la opción más educada durante estos días de reunión y felicidad.

 

Una decoración bonita y segura

No es Navidad en nuestro hogar sin estar debidamente decorada. ¡Eso es! La tradición marca que, al menos, el árbol luzca majestuoso en nuestra sala de estar. Eso implica color, luces, bolas y figuritas que cuelgan en las ramas del clásico abeto. En casa, el resto de adornos se reparten en las diferentes habitaciones.

No obstante, con un bebé a nuestras espaldas, debemos procurar que nuestro templo navideño sea seguro para él. ¿Qué podemos tener en cuenta?

● No acerquéis al pequeño a más de treinta centímetros del árbol, así como a las luces. Podría dañar su vista de forma temprana.

● Aunque lo más adecuado es que el pequeño tenga su cuna o zona de juegos establecida, no dejéis que gatee con objetos tirados de por medio. La Navidad también implica caos: recibimos a la familia y es en esta época donde más desordenada puede estar la casa.

● Con relación al orden en casa, evitad todo contacto con cables y enchufes.

● Si sois amantes de las velas en Navidad, os recomendamos tenerlas lejos del pequeño. Su curiosidad puede llevar su mano a la llama en cualquier momento.

● ¡Y cuidado con los juguetes! Tened en cuenta que se lo pueden llevar todo a la boca, y cuando se tratan de pequeñas piezas, corren el riesgo de atragantarse con ellas.

 

Un ambiente tranquilo y acogedor 

Aunque parezca evidente, a muchos se nos escapa. Con la presencia de bebés en casa, debemos mantener un ambiente calmado y próspero, lleno de alegría y caras conocidas.

Hagamos de nuestras cenas encuentros de lo más tranquilos. Evitemos los sonidos fuertes que producen las copas y los platos, puesto que los bebés tienen una percepción auditiva muy fina y pueden molestarle muy fácilmente.

Y recordad que las presencias extrañas pueden asustarle. Todavía es muy pronto que lleguen los Reyes Magos o Papá Noel por sorpresa a casa. Puede producir algún lloro que, en el futuro, se convertirá en anécdota.