Durante los seis primeros meses de vida, la alimentación del bebé debería ser exclusivamente con leche materna. Así lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, pasado este período, es necesario incluir nuevos alimentos en la dieta del bebé. Comienza, así, la alimentación complementaria.
Con esta nueva dieta, surgen muchas dudas. En nuestro entorno, escucharemos todo tipo de comentarios que se contradigan. Y, ante esta situación, es difícil saber cuáles son los alimentos más adecuados o si hay alimentos “prohibidos”. ¡El mundo de la alimentación está lleno de mentiras o verdades a medias!
Por este motivo, hoy os hablamos de los principales mitos que se han construido en torno a los alimentos. De esta forma, sabremos cuál es la verdad y, con ello, seremos nosotros quienes decidamos qué alimentos son los más adecuados para nuestros hijos.
La leche materna
Existe un mito que afirma que la leche materna alimenta poco. Sin embargo, ¡es todo lo contrario! Es el alimento más completo para los niños durante los primeros meses de vida. La leche materna contiene los nutrientes necesarios para un correcto desarrollo del bebé. También posee todos los componentes (lactosa, grasa y proteínas) de forma natural, por lo que es más fácil de digerir.
Asimismo, la leche materna, gracias a los anticuerpos que contiene, ayuda a los bebés en su desarrollo. Estos permiten que estén más protegidos ante enfermedades respiratorias o infecciosas.
¡Éste no es el único mito sobre la lactancia materna! Si queréis descubrir otros, sólo tenéis que hacer clic aquí.
Legumbres
Hay quienes dicen que los niños no deben comer legumbres porque dan gases. Y, aunque esto último es cierto, no es razón suficiente para eliminarlas de su dieta. Las legumbres se caracterizan por su riqueza en nutrientes, por lo que, a partir del año, deben introducirse en su alimentación.
¡Truco! Si queréis que no causen gases, un buen truco es añadir un poco de laurel o hinojo a la hora de cocerlas.
El huevo
No es cierto que el huevo sea un alimento dañino para la salud de nuestros hijos. De hecho, contiene nutrientes esenciales para el organismo, ya que contiene altos niveles de proteínas.
Sin embargo, sí es uno de los alimentos que más alergias pueden producir. Por ello, debemos empezar siempre con la yema, añadiéndola cocida en el puré. En torno a los 10-12 meses, podemos introducir la clara. En cualquier caso, no debemos abusar del consumo de huevo. Lo ideal es consumirlo cuatro o cinco veces por semana.
¡Consejo! El huevo es uno de los alimentos imprescindibles para el otoño e invierno. ¡Conoced cuáles son los otros aquí!
El pan
Si escucháis que el pan engorda demasiado, debéis saber que no es cierto. El pan, como ingrediente, no engorda de forma considerable; son los alimentos que lo acompañan los que nos hacen engordar. Éste es rico en hidratos de carbono, por lo que es esencial en la alimentación de los niños. La clave está en consumir pan del día en lugar de otros como pan de molde.
La fruta
Con respecto a la fruta, encontramos dos mitos principales. El primero hace referencia que siempre debemos consumir ésta como postre. Sin embargo, no es necesario. Si siempre se la ofrecemos a los niños al acabar la comida, terminarán mostrándose reacios y rechazándola. Por ello, es recomendable que variemos su forma de ofrecerla, así como la frecuencia en la lo hacemos.
El segundo mito está relacionado con el momento de ofrecerle la fruta: antes o después de la comida. Un alimento no contiene más o menos calorías por comerlo al principio de la comida o al finalizarla. Sí es cierto que la fruta se digiere de forma más rápida que otros alimentos, por lo que, si es el último alimento que los peques comen, esto puede provocar que la digestión sea más difícil.
Papilla
No es verdad que una papilla con cereales favorezca el sueño de los peques. ¡Incluso alimenta menos! Por tanto, no debemos sustituir la última toma de leche materna por esta opción. Si tu bebé se despierta por la noche, no será por la toma de la noche, sino por otras cuestiones que no están asociadas al tipo de alimento. De hecho, la papilla, al ser más espesa, dificulta el sueño; ¡todo lo contrario a lo que se piensa!
Proteínas
No es cierto que las proteínas hagan crecer más a los niños. Éstas juegan un papel fundamental en su desarrollo y, por tanto, es imprescindible que formen parte de su dieta. Sin embargo, las proteínas sólo son el 15% de la alimentación de un niño, según la Asociación Española de Pediatría. El 85% restante corresponde a las grasas (35%) e hidratos de carbono (50%).